LA CALLE DE DON RAMÓN Don Ramón hacía el trayecto de la Casa Parroquial a San Martín, verdaderamente pisaba poco la Cuesta de la Sangre... el tramo de La Plaza a la puerta principal de la Casa Parroquial (donde también se sitúa el palacio de Chaves Sotomayor) bien podría ser la Calle de Don Ramón y el resto Cuesta de la Sangre, así respetamos la voluntad de aquel arrepentido pecador y malvado inquisidor de Granada que tanta sangre hiciera correr dirigiendo su 'Santo' Tribunal (digo yo que se arrepentiría).
Lo que me mosquea es que dejen el asunto para las urnas, muy seguros están y a lo mejor quien gana es Izquierda Unida (le vendría muy bien a Don Ramón), al menos a los de IU se les ve trabajar en todos los asuntos sociales con ahínco, como Don Ramón y no están pringados de olores ancestrales ni de otras mandangas, a los del psoe se les conoce ampliamente, pero a estos nuevos del PP se les percibe ese tufillo antiguo... o al tiempo si es que ganan, que no creo y si lo hacen bien: Chapeau. A veces hasta me equivoco. Los Adoradores del Santísimo confían en Alberto pero Alberto no ha sido presidente de la otra Hermandad adoratriz mariana como lo ha sido su contrario Fernando Acero, o vete a saber, a lo mejor los adoradores son votantes socialistas en la clandestinidad. Es que mueves una piedra y sale un puñetero rojo. Toda una vida adorando y que poco conocieron a Don Ramón que seguro les reprendió más de una vez y si ahora viviese preferiría ser reconocido por todos y no por este micro minoritario sacro-santificado grupo. Desde que murió Don Marcelino que mal se adora en este pueblo y cuanto se intriga vanamente. Decidido, la calle de Don Ramón la que os he dicho, entre la Plaza y la Casa Parroquial, al inquisidor que le zurzan, le dejamos el resto que es más trabajoso de subir y sea el Ayuntamiento quien ponga el nombre, motu propio, pues se les había ocurrido antes y queremos los demás. Don Ramón fue un bien público y su calle es cosa de todos. DATOS: El inquisidor Gabriel Pizarro de Hinojosa fue un trujillano que al fin de sus días decidió preparar su entrada en el Paraíso mandando construir esta iglesia de la Sangre pocos días antes de su muerte, en 1625, para uso y coro de los ochenta clérigos presbíteros del Cabildo de Capellanes a cambio de que le enterrasen en la peana del Altar mayor dedicándole a perpetuidad cuatro misas cantadas y doce rezadas cada semana, todas con sus correspondientes responsos. Mendizábal acabó con el Cabildo y últimamente fue local para distintos movimientos sociales de la Iglesia con una pequeña taberna que atendía ancianos, jóvenes y últimamente hasta turistas pues el local conocido como El Sotana sorprendía por su variopintez. Ha sido cerrado totalmente y sus clientes cambiaron al nuevo Sotana en la calle Ballesteros que ahora se llama Sonata. Quién le iba a decir al Inquisidor que su iglesia se convertiría en taberna. |
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